BUSQUEDA AVANZADA

Historia De La Colonización 2 Vol

Gonzalo De Reparaz

Referencia Librería: reparaz1933E
Editorial: Editorial Labor
Año: 1933
Descatalogado
Recomendado

Escritor, periodista y geógrafo, Gonzalo de Reparaz es un personaje secundario que sin embargo aparece con insistencia en algunos de los hechos más importantes que suceden en España entre 1880 y 1939, teniendo además una larguísima trayectoria profesional.

Gonzalo de Reparaz nace en Oporto en 1860 hijo de Antonio de Reparaz (1833-1886), músico y compositor de origen vasco, y es descendiente lejano, por vía materna, del general carlista Zumalacarregui.

Tras viajar sus primeros 10 años de vida, junto a su familia, por la península acompañando a su padre en su carrera musical, en 1870 iniciará su vida estudiantil en Coimbra centrándose en los estudios de geografía, aunque nunca completará la carrera. En estos años entrará en contacto con destacados miembros del regeneracionismo portugués, conocidos como “Generación de 1870”, entre los que destaca Oliveira Martins, y se verá influido por su pensamiento así como por la oleada colonialista que se vivía en el Portugal de la época.

En 1881 y debido a los problemas económicos de su familia y a la falta de expectativas en Portugal, Reparaz se trasladará a Madrid, donde iniciará su carrera de periodista. En estos primeros años en Madrid sus ideas regeneracionistas y africanistas le llevarán a entrar en contacto con los principales regeneracionistas españoles, especialmente Joaquín Costa, a través de la Institución Libre de Enseñanza. El regeneracionismo español del momento estaba especialmente centrado en la promoción del africanismo y en la necesidad de que España se refundara a si misma mediante la asimilación de Marruecos mediante tácticas de penetración pacífica y Reparaz se unirá entusiasticamente a él.

Siguiendo el espíritu activo que les caracterizaba Costa, Reparaz y otros miembros de la Institución Libre se incorporarán a la Sociedad Geográfica de Madrid en 1883, con el objetivo de dinamizar su actividad colonista y sacarla de la pasividad especulativa que había mostrado hasta entonces. Fruto de esta entrada será la organización del Congreso de Geografía Colonial y Mercantil en 1883 y la creación de la Sociedad Española de Africanistas y Colonistas en 1884, en la que Reparaz participará como miembro fundador. Esta sociedad tenía como objetivo actuar como lobby de presión ante el gobierno y los principales poderes económicos, pero fracasará en su empeño ante la pasividad de ambos y desde el Congreso de Berlín de 1885 los regeneracionistas se iran alejando de la idea africanista.

Al iniciarse la década de 1890 Gonzalo de Reparaz adquirirá una posición de cierto reconocimiento y prestigio, (muy probablemente gracias a los contactos que estableció en su etapa en la Sociedad de Africanistas), y escribirá en los principales periódicos madrileños del momento como El Imparcial o El Heraldo. Al estallar la Guerra de Cuba Reparaz se destacará como uno de los pocos periodistas en expresar un punto de vista crítico y pesimista sobre el conflicto y ello le permitirá entrar en contacto con el general Polavieja en 1896, uno de los principales hombres fuertes en un periodo de gran desgaste para el régimen de la Restauración y en el que empezaba a planear la sombra de la dictadura como solución a los problemas de España. Polavieja y Reparaz compartían muchos puntos de vista sobre como debía ser el futuro de España, (regionalismo, menos parlamentarismo) y Reparaz empezará a actuar como publicista del general en la prensa y escribiendo el libro La Guerra de Cuba (1896), además de atacar a las otras alternativas de hombre fuerte que se estaban configurando alrededor de los generales Martínez Campos y, especialmente, Weyler, siendo las críticas contra este tan duras que le llevarán a ser encarcelado brevemente.

A partir de 1897 Reparaz se empezará a alejar de Polavieja al ser consciente de que en el fondo el general no estaba dispuesto a arriesgarse a un golpe militar y en 1898, tras el Desastre, Polavieja desaprovechará la coyuntura favorable para hacerse con el poder tras pronunciar su famoso “Manifiesto regeneracionista” en Barcelona y acabará quedando absorbido en la candidatura, pretendidamente regeneracionista, del liberal Silvela. Este hecho permitirá a Reparaz en 1899 recibir el cargo de asesor técnico del embajador en Paris León y Castillo en tanto que hombre del general, aunque cada vez más alejado de él.

Reparaz conocía al embajador de su etapa en la Sociedad de Africanistas y entablará una buena amistad con él. En aquel preciso momento se estaba discutiendo en Paris el reparto de Marruecos entre España y Francia y Reparaz colaborará con León y Castillo en la obtención del mayor territorio posible para España, logrando un preacuedo muy favorable en 1902. Este preacuerdo será malogrado por la pasividad del gobierno en firmarlo, temeroso de que una aproximación demasiado clara a Francia podía despertar las iras británicas cuando aún estaba muy fresco el recuerdo del 98 y España no tenía una flota de guerra para defender sus islas; León y Castillo y Reparaz tratarán de advertir al gobierno del cambio de aires en el panorama internacional que estaba a punto de suceder ante la pujanza alemana, pero no serán escuchados y cuando en 1904 Gran Bretaña y Francia firmen la Entente Cordiale que ponía fin a su rivalidad, Francia exigirá una revisión a la baja de lo ofrecido dos años antes. En los años siguientes León y Castillo y Reparaz como asesor renegociarán el tratado con Francia y Reparaz escribirá su obra Política de España en África (1907), en un vano intento de despertar el interés popular por los asuntos africanos.

En 1908 Reparaz abandonará la embajada en Paris y será nombrado comisionado especial del gobierno en Tánger, (uno de los territorios adquiridos gracias a su negociación). En esta nueva misión Reparaz constatará el claro contraste que existía entre la realidad de la colonización española y el modelo colonial que él llevaba defendiendo desde 1883 y no dudará en denunciar la corrupción y la creciente militarización existentes en Tánger frente al modelo de penetración pacífica por el que abogaba. Estas críticas de Reparaz molestarán a los sectores del ejército, entre ellos la propia Corona, que veían en África la oportunidad necesaria para recuperar el prestigio del ejército español perdido en Cuba y Filipinas, y en 1911 se organizará un movimiento de protesta en Tánger contra Gonzalo de Reparaz que generará un gran escándalo, hasta el punto que Reparaz será llamado a Madrid y destituido. Los años siguientes los pasará Reparaz intentando defenderse y recuperar su honor y para ello recurrirá a todos los medios a su alcance, particularmente la prensa y el Ateneo y la Sociedad Geográfica de Madrid, pero todos le darán la espalda y, aunque Reparaz logrará regresar a Tánger, de donde había sido expulsado oficialmente, gracias a la treta de recuperar su nacionalidad portuguesa, se encontrará solo y abandonado y en 1913 se exiliará voluntariamente en Sudamérica.

Al estallar la I Guerra Mundial, pocos meses después, Reparaz iniciará una intensa campaña germanófila, al considerar que el súbito interés belicoso de España por Marruecos que se había despertado pocos años antes, contrastando con la enorme pasividad anterior, se debía básicamente a las maniobras conspirativas de Gran Bretaña, que estaría usando al monarca Alfonso XIII y a España como un peón para impedir una aproximación entre Francia y Alemania. Reparaz verá en Gran Bretaña como un poder conspirativo en la sombra responsable de la guerra e, indirectamente, de su propia destitución, al haberse opuesto con sus críticas a las maniobras británicas en África de las que España sería un simple títere. La germanofilia de Reparaz le llevará a abandonar Brasil e instalarse en Argentina donde llevará a cabo una intensa campaña germanófila con la publicación de varios folletines antibritánicos.

Al finalizar la guerra Reparaz se volverá a Europa, viviendo en Berlín y Friburgo, donde intentará cobrar, sin éxito, sus servicios como vocero germanófilo, y en Berna, donde escribirá La Derrota de la civilización (1919), defendiendo sus planteamientos germanófilos y atacando con una dureza inusitada el liberalismo hasta el punto de aproximarse en algunos aspectos al proto-fascismo.

En 1921, tras la matanza de Annual, Reparaz regresará a España y se instalará en Barcelona, convencido de la caída de la monarquía. Reparaz había abandonado el africanismo tras los hechos de Tánger, al considerar que su idea de ampliación pacífica de España hacia Marruecos era ya impracticable dada la situación creada por el ejército en África, y en su lugar apostará por el iberismo, una idea que ya había defendido antes pero que ahora adoptará plenamente. Su instalación en Barcelona le permitirá entrar en contacto con la burguesía catalana, que ya conocía de la época de sus proyectos con Polavieja y por la que sentía un gran respeto frente a la oligarquía madrileña, viendo en el catalanismo de la Lliga la táctica adecuada para redefinir España desde la periferia y refundar el país basándolo en sus regiones costeras, (principalmente Portugal y Cataluña), frente al modelo de depredación mesetaria que representaba, a sus ojos, la capitalidad madrileña, en este periodo Reparaz escribirá Aventuras de un geógrafo errante (1920), obra en la que hará un breve esbozo biográfico y explicará su visión de los hechos de Tánger para desgastar aún más a la monarquía.

Al iniciarse la Dictadura de Primo Reparaz se unirá a la oposición anti-monárquica e iniciará su colaboración con el diario madrileño El Sol, de Ortega y Gasset, caracterizado por su creciente oposición al régimen y por ser uno de los órganos que aglutinará a la intelectualidad española republicana de los años 20; Reparaz también llevará a cabo una intensísima actividad como escritor publicando 9 libros entre 1926 y 1933 (Páginas turbias de la historia de España que ahora de ponen en claro (1926), La constitución natural de España y las de papel (1928), El infierno blanco (1929), Geografía y política: veinticinco lecciones de historia naturalista (1929), Historias que parecen cuentos. Absolutismos, dictaduras y otros excesos (1930), Demolición y reconstrucción. Hombres, hechos, doctrinas (1930), Alfonso XIII y sus cómplices. Memoria de una de sus víctimas (1931) Origen de las civilizaciones ibéricas (1932), Historia de la colonización (1933)); estos libros eran básicamente de oposición al régimen, pero en lugar de hacer una crítica abierta Reparaz usará su erudición como geógrafo para plantear la crítica en forma de revisión de la historia de España, en la que ataca con dureza la forma en que se constituye el Estado español, (contraria a lo que la geografía española requiere según él), y plantea una separación radical entre las clases dirigentes españolas y el pueblo por ser estas de origen e ideología extranjeras frente al cuerpo nacional íbero. Estos planteamientos pertenecientes a la geografía social, frente a la geografía oficial de la época, (básicamente militarista), le harán coincidir con la forma de plantear la geografía de destacados anarquistas, como Reclus, (del que Reparaz ya conoce su obra desde hace muchos años), o Koprotkin, y le permitirán una aproximación importante a los círculos ácratas españoles desde el ámbito cultural, (el movimiento anarquista también pertenecía a la oposición antimonárquica y se relacionará con las otras fuerzas opositoras en los años de la Dictadura).

Cuando en 1931 se proclame la República Reparaz intentará integrarse en el nuevo régimen, llegando a ser nombrado miembro permanente del consejo de Ordenación de la Economía Nacional, a las órdenes de Gordón de Ordás y trasladándose brevemente a Tetuán, pero bien pronto quedará desencantado con lo que el consideraba el continuismo del régimen republicano, que se negará a escuchar sus proposiciones de abandonar Marruecos, (por cuanto el ambiente militarista y corrupto que allí reinaba era un grave peligro para la República, tal y como anunció proféticamente, aunque sin ser escuchado, a Alcalá-Zamora), y que no le pagará las compensaciones y deudas que él reclamaba al Estado en concepto de su injusta destitución por los hechos de Tánger. Reparaz se alejará cada vez más de la República y de la intelectualidad del momento mientras su situación económica empeoraba gravemente; al estallar la Guerra Civil Reparaz se hallará con 76 años en una situación de grave carestía económica, y los anarquistas, con los que había mantenido importantes contactos y una creciente aproximación ideológica desde la Dictadura de Primo, se harán cargo de él, siendo los únicos que aún le consideraban un sabio digno de respeto y como tal lo integrarán en su aparato periodístico, pasando Gonzalo de Reparaz a escribir para los diarios CNT y Solidaridad Obrera en los años de la Guerra. Reparaz verá en la Revolución anarquista la oportunidad que el llevaba reclamando desde hacía décadas de refundar España, bajo los principios del iberismo y la descentralización.

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